Era una fría noche de invierno,
pero sentía el calor del averno.
A un noble desconocido aguarda
temiendo por que su corazón no arda.
Así comienza la historia de una inocente dama que al amor perseguía, pero acabó en la cama, donde el pecaminoso calor del mismísimo Infierno su alma consumía.
Ella esperaba en una silenciosa calle a su deseado Minervo,con la esperanza de que él fuera tan perfecto como había visto en sus fotos y que ante todo esto no fuera una treta o engaño.
O peor aún, que la dejara ahí sola esperando al fruto de su deseo jamás hallado. Mucho temía y a medida que se aproximaba la hora del encuentro sus temores no hacían más que acrecentarse, como si de un Baku se tratase, aunque solo deseaba que al final esto se tornara en un bello sueño. Cada vez más nerviosa, Ivana se movía con gracia de un lado a otro, jugueteaba con su pelo, hacía de todo con tal de mantener bajo control sus nervios bajo el amparo de la oscura noche en la que se encontraba. Ella no sabía cómo iba a reaccionar ante Minervo, qué podía hacer, quizás improvisara pero con eso se arriesgaría a hacer alguna locura como lanzarse a sus brazos con el deseo de que éste la cogiera. Pero, ¿y si no era lo que
esperaba? Tenía una ruta de escape,la cual trazó cuando se dirigía al
punto de encuentro. Aunque la mayor duda que tenía era por qué había
elegido Minervo ese sitio,tan tranquilo,silencioso y oscuro,de hecho era
un pueblo aunque no parecía abandonado a pesar de que ella aún no había
visto a habitante alguno. Ivana no llegó a preguntárselo ya que estaba
demasiado nerviosa y extasiada en el momento de la conversación. Bueno,
eso ahora daba igual, ella ya estaba ahí pero rogó que por una vez
Lilith hubiera oído sus plegarias y que este dulce sueño que vivía en
lúgubre pesadilla no se tornara.
La hora llegó, las 9 en punto, y de pronto,de entre las tinieblas surgió
un muchacho alto y musculoso.Ivana reconoció esa figura de inmediato
pues la había estado contemplando todo el día aunque en fotos
alimentando así su calor y saciando sus famélicas ansias de que la
cogiera entre sus brazos. Ambos estaban ahí, el uno frente al otro, ella
deleitándose por las vistas y él sonriente aunque con una media sonrisa
lo que le confería cierto aire de misterio. Era exactamente tal y como
había visto en fotos. Ni el más mísero cambio y eso la encantaba. Se
saludaron,dos besos bastaron,la notable diferencia de estatura que había
entre ambos no importó ya que ambos en cierta medida buscaban el
contacto mutuo. Su tez, brillante por la luz de la luna llena parecía
algo fría a simple vista pero, al contacto se apreciaba un calor que
jamás había percibido en un ser humano, era sorprendente y eso la
encandilaba.Sin mediar palabra, Minervo la tendió su mano y ella,
confiada, como inmersa en un sueño del que no quería despertar, la
agarró con fuerza cual objeto de deseo que él era, y así en un dulce
silencio, se fueron.
Como Darkness Seeker consideró apropiado este capítulo, lo añadió a su colección junto a este terceto:
La brillante luna se erigía,
mientras que la pícara dama
pensó que su alma abriría
No hay comentarios:
Publicar un comentario