sábado, 5 de enero de 2013

Capítulo 3 - La pasión toma las riendas

Aquí llega el caballero,
consumido por el fuego,
con su inmenso miembro entero
a meterlo en el agujero         (Explícito)

Allí se encontraban, el uno frente al otro,deseosos de juntarse en profana unión.Querían dejarse llevar por la mismísima Lujuria sin importar que esto los llevara al Segundo Círculo de los Infiernos. Sólo se lo impedía el desconocimiento que tenía el uno del otro aunque esa sólo era su razón común, habían más. Cada uno tenía sus razones ocultas.
Ella, su inconmensurable timidez, que la impedía cumplir sus deseos de cogerle y cubrir de besos hasta los rincones más oscuros de su ser. Minervo, sin embargo, deseaba llegar más allá incluso de sus pretensiones. Tenía una exacerbada pasión que alimentaba su ser por su secreta condición, que a la vez era su lastre. Deseaba hacerla todo tipo de cosas, tanto usuales y tipicas de una pareja como tremendamente extrañas. Su inusual condición le había otorgado el conocimiento de una ingente cantidad de extravagancias de este gran mundo. El tiempo pasaba y ambos conseguían retener a la lujuriosa bestia que tenían en su interior junto con todas las sensaciones que producía en su interior como un inevitable calor que invadía cada milímetro de su cuerpo y mente causando que incluso se complicara más su ya ardua tarea de represión de sus bestias internas deseosas de tomar al otro fundiéndose su cuerpo y alma en uno solo. Tras una más que escueta conversación en la que se intentó en todo momento evitar la mera mención de lo carnal o incluso de algo que pudiera inducir al otro a pensar en lo carnal, puesto que por la mente de cada uno, ese era el tema recurrente, no lo podían evitar y eso lo notaba cada uno en el otro, pero no debían o mas bien, no querían mencionarlo, el conocimiento de la situación era suficiente. Por fin, Ivana emprendió su regreso a casa, una casa que excepto en raras ocasiones la parecía una cárcel aunque a Minervo le parecía una almena de un castillo en el que su bella princesa encerrada está, pero esto en cierto modo era cierto, puesto que la libertad no tenía, no bajo ese techo, aunque no había aparente solución. La acompañó a su casa, quería que estuviera segura. Minervo lo último que quería era perder a su amada Ivana y no se iba a arriesgar a dejarla a su merced, sola y desamparada, su ética no se lo permitía y la creía frágil por lo que quería cuidarla. Al fin llegaron a su casa, rodeados por el aura de la oscura noche y sus tinieblas, que ofrecen protección a los seres de este fantástico a la par que tenebroso mundo en el que en ese momento se encontraban y solo iluminados por la brillante luna, guardiana de plata, luz de la noche. Ante la puerta de la casa de Ivana se despidieron. Primero un beso en una mejilla y luego... otro en los labios. Fue algo inconsciente, sin premeditación alguna ni incluso intención. Ella alcanzó el clímax por esa bizarra situación, mientras que ella sintió una intensa llamarada que consumía su alma y la forzaba a caer en sus brazos. Él mostró una dulce sonrisa, mientras que ella le dio un dulce lametón, acariciándole con su lengua de forma cuidadosa pero con decisión, venciendo las barreras que antaño los separaban. Tras esto se separaron ambos exhaustos, pero satisfechos  y sin arrepentimiento alguno de lo hecho pues sólo consumaron, aunque no totalmente la pasión que los consumía. Y así se fue Minervo sonriente a su castillo, mientras que ella, aliviada con la tez, blanca, iluminada por la luna a su casa volvió.
Como Darkness Seeker consideró este capítulo apropiado lo añadió a su colección junto a 2 pareados:
      La abrumadora pasión
      y lujuria sin parangón,
      llenaba cada rincón
     de su desbocado corazón.

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